En post anteriores hemos hablado de las estrategias para
salir de una situación entrópica, del autoempleo o de innovación. Y la pregunta
es, ¿existen realmente casos de éxito que se puedan encontrar? La respuesta,
como casi siempre, es sencilla, SI.
El caso que vamos a analizar hoy es el de una persona,
dueño de su propia marca, dueño de su propio producto, casi exclusivo, con un servicio
totalmente diferenciado, claro de cómo crearse su propio mercado y, en mi
opinión, ejemplo claro de innovación. Florencio Sanchidrián, embajador mundial
de Jamón Ibérico, Mejor Cortador de jamón del mundo, director de varias
escuelas de corte y Vicepresidente del gremio de cortadores; ofrece un servicio
único y exclusivo por el que los mejores paladares del planeta sueñan.Pero, realmente, ¿qué diferencia hay entre Florencio y el resto de los miles de maestros cortadores que hay en España? Fundamentalmente que Florencio no vende un corte de jamón, el ofrece una experiencia única, vivida durante un evento exclusivo asociado a la degustación de las mejores piezas ibéricas que se pueden encontrar dentro de la gastronomía española. Un cortador hace un ejercicio, como si de un cirujano se tratase, casi quirúrgico en su desempeño, mientras Florencio, maestro entre maestros, derrocha arte e improvisación para transmitir a sus clientes una experiencia única. Así pues, es un claro en ejemplo de cómo crear un océano azul, él no lucha contra su competencia, simplemente ofrece algo diferente, perfectamente reflejado en una curva de valor que contiene su foco, divergencia y mensaje diferencial. Teniendo en el marketing experience un componente fundamental para distinguir ese servicio único, basado en las sensaciones y sentimientos generados, donde el comensal forma parte del propio evento con una forma de interacción casi desconocida en este tipo de actos.
Obviamente, es un caso de autoempleo corporativo, sus clientes son grandes corporaciones que utilizan sus servicios de manera selectiva pero con un grado de fidelidad enormemente alto, especialmente si lo comparamos con su sector.
Por último, es un ejemplo claro de innovación. Cuenta su leyenda que después de haber ganado ya algún cuchillo de oro se retiró a “aprender” a cortar. En realidad, no era una cuestión de aprender, era una cuestión de reinventar el corte, de convertirse de cirujano a artista. Era encontrarse con la esencia de la innovación.
He tenido la ocasión de compartir mesa y mantel con él en alguna ocasión y es una experiencia increíble compartir con él su conocimiento y su arte y, sobre todo, su humildad. Su éxito está en su alma.
Gracias amigo Florencio.