lunes, 26 de agosto de 2013

Un oceáno azul en medio de un mundo entrópico

En medio de un entorno de máxima entropía es difícil encontrar negocios de éxito, por eso cuando encontramos un ejemplo debemos buscar las claves de su éxito, entenderlas, asimilarlas y aplicarlas para nuevos proyectos similares.
En post anteriores hemos hablado de las estrategias para salir de una situación entrópica, del autoempleo o de innovación. Y la pregunta es, ¿existen realmente casos de éxito que se puedan encontrar? La respuesta, como casi siempre, es sencilla, SI.
El caso que vamos a analizar hoy es el de una persona, dueño de su propia marca, dueño de su propio producto, casi exclusivo, con un servicio totalmente diferenciado, claro de cómo crearse su propio mercado y, en mi opinión, ejemplo claro de innovación. Florencio Sanchidrián, embajador mundial de Jamón Ibérico, Mejor Cortador de jamón del mundo, director de varias escuelas de corte y Vicepresidente del gremio de cortadores; ofrece un servicio único y exclusivo por el que los mejores paladares del planeta sueñan.

Pero, realmente, ¿qué diferencia hay entre Florencio y el resto de los miles de maestros cortadores que hay en España? Fundamentalmente que Florencio no vende un corte de jamón, el ofrece una experiencia única, vivida durante un evento exclusivo asociado a la degustación de las mejores piezas ibéricas que se pueden encontrar dentro de la gastronomía española. Un cortador hace un ejercicio, como si de un cirujano se tratase, casi quirúrgico en su desempeño, mientras Florencio, maestro entre maestros, derrocha arte e improvisación para transmitir a sus clientes una experiencia única. Así pues, es un claro en ejemplo de cómo crear un océano azul, él no lucha contra su competencia, simplemente ofrece algo diferente, perfectamente reflejado en una curva de valor que contiene su foco, divergencia y mensaje diferencial. Teniendo en el marketing experience un componente fundamental para distinguir ese servicio único, basado en las sensaciones y sentimientos generados, donde el comensal forma parte del propio evento con una forma de interacción casi desconocida en este tipo de actos.

Obviamente, es un caso de autoempleo corporativo, sus clientes son grandes corporaciones que utilizan sus servicios de manera selectiva pero con un grado de fidelidad enormemente alto, especialmente si lo comparamos con su sector.

Por último, es un ejemplo claro de innovación. Cuenta su leyenda que después de haber ganado ya algún cuchillo de oro se retiró a “aprender” a cortar. En realidad, no era una cuestión de aprender, era una cuestión de reinventar el corte, de convertirse de cirujano a artista. Era encontrarse con la esencia de la innovación.

He tenido la ocasión de compartir mesa y mantel con él en alguna ocasión y es una experiencia increíble compartir con él su conocimiento y su arte y, sobre todo, su humildad. Su éxito está en su alma.

Gracias amigo Florencio.

domingo, 11 de agosto de 2013

Innovación: superar el entorno gracias a la reinvención constante

Vivimos tiempos difíciles, casi oscuros diría yo, para los proyectos empresariales. Sin embargo, esta oscuridad, este terror en el que estamos encerrados ofrece oportunidades que se pueden aprovechar. Ya hemos hablado muchas veces de la situación de entropía extrema en la que nos encontramos, situación que podrá suavizarse pero que no cambiará en el futuro. Las reglas han cambiado y sólo adaptándonos podremos triunfar.

El gran reto de las empresas es conseguir variables diferenciales para poder competir en su mercado o en nuevos mercado, es decir, aprovechar su conocimiento para explotar las nuevas oportunidades ya sea por valor creado (diferenciación) o encontrar nuevos mercados en los que su producto puede ser algo rompedor. En ambos casos resulta fundamental el grado de innovación que se puede ejecutar en la empresa y, por ende, en sus productos.
La primera pregunta sería si es necesario innovar. La respuesta es sencilla, NO, o al menos NO en el corto plazo. La realidad es que hay otras prioridades, tareas que sí o sí las empresas tienen que hacer si quieren sobrevivir . Aprendamos a competir, ya lo decíamos hace algún tiempo la clave es poder competir. Jack Welch, a quien ya hemos citado en alguna ocasión, lo tenía claro: “sino puedes ofrecer algo diferente no puedes competir”, aunque en el corto plazo el primer objetivo es sobrevivir y como bien dice Emilio Duró “si haces lo mismo que la bestia te acabas convirtiendo en un clon de la bestia”, y eso puede ser parte de un éxito asegurado, al menos, en el corto plazo.
Louise Hay, una de las grandes precursoras de las técnicas de autoayuda, lo explica sobre las personas diciendo que “a veces preferimos morir a cambiar de hábito”, es cierto, y al final las empresas las dirigen las personas y aplican en las mismas sus reflejos emocionales. Es habitual en cualquier organización que la mayoría de sus miembros casi nunca reconozca los errores que comete y más complicado, si cabe, que quieran cambiar “sus hábitos” para mejorar. Este cambio tiene que venir vía la innovación, especialmente en el entorno en el que nos encontramos. Y para innovar, lo primero que tenemos que saber es que innovación no es tecnología, al menos, no de forma directa.
Uno de los grandes gurús sobre la innovación en España, Alfons Cornellá, define la innovación como la capacidad de convertir las ideas en valor ofreciendo soluciones que contienen nuevos beneficios. Para conseguir el éxito la innovación dentro de la organización debe cumplir una serie de requisitos dentro de la organización debe:

1.       partir de una situación realista

2.       ser un proceso constante

3.       estar basada en modelos sostenibles de negocio

4.       tener un objetivo determinado
En definitiva, debemos conocer nuestra situación, establecer un proceso, buscar la garantía de existencia en el medio plazo (sostenibilidad) e ir orientados a un objetivo concreto. Es fundamental que este dentro de la estrategia de la empresa ya que como dice Michael Porter, “el 75% de las empresas carece de estrategia y se limita a copiar” y, como ya hemos dicho, el carecer de diferenciación propia es una solución que temporalmente, incluso a medio plazo, puede ser adecuada pero es muy difícil que a largo plazo sea una estrategia sostenible.
En medio de un entorno de alta inestabilidad, con reglas del juego difícilmente gestionables que forman parte de ese estado de entropía que ya hemos definido en anteriores ocasiones, estamos en un escenario donde la presión es una máxima intrínseca al mismo y debemos aprender a lidiar con ella de formar constante si queremos tener éxito. Ferrán Adriá afirma que "sin presión no hay innovación", así que para superar la presión del entorno entrópico debemos mantener un proceso de innovación constante.

viernes, 9 de agosto de 2013

Las nuevas reglas y la gestión del tiempo


Unas de las pocas certezas absolutas relativas a la naturaleza humana nos las asociadas al tiempo, juez máximo de la vida que pone a todo el mundo en igualdad y que dicta sentencia sin que su pulso tiemble. Las nuevas reglas no varían lo invariable pero hacen, si cabe, que en el corto plazo tenga más importancia.

Hay 3 variables asociadas al tiempo que se deben entender para afrontar los retos de este nuevo entorno:

-          La gestión del cambio

-          La elección del momento

-          La visión del futuro

Jack Welch, el todopoderoso hombre de la General Electric, decía: “cuando el ritmo de cambio fuera de la empresa es superior al de dentro de la empresa, el final está cerca”. El mayor problema de la afirmación de Jack Welch es que la velocidad de cambio en el nuevo entorno tiende a infinito, lo que supone, desgraciadamente, que nunca puedes saber si tu velocidad es la adecuada. Veamos el ejemplo de la telefonía móvil, donde los principales “players” de hace 5 años en el mercado o son secundarios, o han sido adoptados o están muertos. Nokia, HTC, BlackBerry o Motorola han pasado por distintas situaciones que les han condicionado su presente cuando en el mejor momento de su pasado estaban. Dice Kotler que “si en 5 años estás en el mismo negocio que en el que estás ahora, estarás fuera del negocio”. Gran verdad. El reto no fue ser líder, innovador, intrépido para encontrar una oportunidad, el gran reto en la empresa se vive día a día, la empresa es un ser vivo y como tal está en un proceso de cambio permanente.

Pero, ¿es posible gestionar el cambio y seguir vivo? La respuesta es sencilla, sí. Es cierto que los períodos de recuperación de inversión cada vez son más cortos con los riesgos que ello conlleva, que el dinamismo intrínseco al mercado obliga a conducir a ciegas, o casi. Pero, sin duda, es posible, la clave sencilla: Talento y disciplina. No sirven los visionarios ni los gurus, tampoco los controles excesivos, la empresa necesita un equilibrio entre visionarios y ejecutores de alto nivel. Es curioso como en las multinacionales buscan mentes pensantes para ver el futuro, controladores para gestionar la ejecución y un toque de talento para estar cerca del mercado. Sólo así se consigue sobrevivir al cambio.

El segundo punto clave es la elección del momento, y si bien decíamos que estamos en un proceso de cambio permanente elegir adecuadamente cuando iniciar la acción es un punto clave para el éxito. Según Seth Godin, “el mejor momento era el año pasado, el segundo mejor momento ahora”, no es que siempre tengamos que empezar los proyectos o iniciativas los primeros, llegar antes tiene riesgos como bien sabemos, sin embargo, con el adecuado control del entorno es un factor muy importante. El riesgo de llegar el primero es realizar inversiones con largos períodos de recuperación y crear estándares que otros podrán aprovechar, pero, por otra parte, las ventajas de posicionamiento son realmente interesantes si se puede sacar el beneficio adecuado. La gran pregunta es si tenemos la capacidad adecuada para aguantar hasta que llegue el éxito, Warren Buffet afirmaba que “el tiempo es amigo de los buenos negocio y enemigo de los mediocres”; uno de los principales retos es saber decidir cuando aprovechar nuestra oportunidad en el mercado, nadie tiene recursos ilimitados ni puede aguantar eternamente, el tiempo es parte del éxito y ayuda a eliminar aquellos proyectos oportunistas. En el entorno de máxima entropía en el que nos encontramos es difícil tener la opción de fallar, por eso la elección del momento, o aguantar hasta que llega, es fundamental para tener éxito y, por supuesto, para eliminar a la competencia.

Por último, la visión del futuro resulta crítica, si bien decíamos que el cambio es siempre necesario hay que tener claro el objetivo del cambio. En este aspecto es necesario tener 2 planos de visión, a medio/largo plazo con un plan adaptable y objetivos definidos; a corto plazo, donde la velocidad es fundamental, creo que la expresión adecuada para la visión a corto plazo es “si crees tener todo bajo control es que vas demasiado despacio”, debemos ver en el medio plazo mantener la posición y saber hacía donde vamos pero es imposible en una situación de plena entropía un exceso de control. Nunca la parálisis por el análisis puede llegar a bloquear una empresa,  aunque a veces ocurre, especialmente en las grandes multinacionales, por lo que las empresas dinámicas, entrópicas, nacidas en medio de las nuevas reglas tienen una oportunidad que las grandes corporaciones son incapaces de aprovechar.

“El tiempo vale más que el dinero. Siempre puedes obtener más dinero pero nunca puedes obtener más tiempo”. Gestionar el cambio, buscar el momento y tener la visión adecuada en el momento oportuno es un arma que las empresas entrópicas no pueden desperdiciar.