martes, 1 de octubre de 2013

Adaptarse o morir

Esta tarde al coger un taxi comencé una conversación de esas que te hacen reflexionar. El conductor, Juan Carlos G.A. me contó una de esas historias que nunca conoces al protagonista.

Juan Carlos, era jefe de compras de una importante compañía del sector textil. Hace 2 años fue despedido cuando la compañía fue vendida a un grupo inversor. Sorprendentemente, cuando esperaba un ascenso, fue despedido sin indemnización. Con 48 años, después de 34 en la compañía, se quedaba en la calle, sin indemnización, con una familia a la que mantener y, sobre todo, hundido emocionalmente para poder enfrentarse a su nuevo status. Según sus propias palabras ”había perdido las ganas de vivir”.
Tras entender su realidad, comenzó las acciones adecuadas para buscar un acuerdo con la empresa a la que había dado su vida y, posteriormente, compró una licencia de taxista para poder sacar a su familia adelante.

Su primer día de trabajo, fue una sorpresa, en un servicio cogió de pasajero al Padre Ángel (premio Príncipe de Asturias de la Concordia) y tras contarle su experiencia, éste le regaló una Virgen de Covadonga. Cuando le dio la mano para despedirse sintió “como un relámpago de vida y felicidad”. Desde entonces llevó la virgen en el coche.
Juan Carlos, mantiene ahora a su familia, levantándose a las 6 de la mañana y regresando a las diez de la noche. Tiene de nuevo ganas de vivir y, sobre todo, de hacer vivir a los suyos. Cada mañana comienza su ruta de la misma forma que el día anterior sabiendo que lo importante es empezar cada día (Metodología), tener una razón por la que trabajar (Motivación) y arrancar para conseguir su objetivo diario (Movimiento). No es una cuestión de inspiración o de impulsos.

Unos meses después se encontró con un amigo que le dijo que tenía cáncer. Le regaló la Virgen de Covadonga. La siguiente vez que le vio estaba completamente recuperado.  ¿un milagro?
Fuera del componente de fe y de creencia, el caso de Juan Carlos es un ejemplo de adaptación, de entender las nuevas reglas del juego, de ser realista, de luchar por ser un ganador y, sobre todo, de comprender que levantarse después de haber caído es lo que realmente le realiza como persona.