Las reglas han cambiado y la forma de salir de esta situación, denominada por la mayoría, especialmente por intereses políticos, como crisis, es cambiar nuestra forma de pensar y nuestra forma de afrontar los problemas. Sinceramente, creo que la mejor forma de salir de la crisis es dejar de intentar salir de la crisis.
Sin duda, esta frase queda muy lejos de la visión de nuestros políticos, esos que se apalancan en la crisis para conseguir justificar su gestión, pero es, quizás, la única forma que tendremos para salir de la misma. Entender que no estamos en crisis y si en el estado natural del siglo XXI nos permitirá hacer una aproximación más real de la situación y, por tanto, tomar decisiones tanto a nivel personal como empresarial mucho más acertadas. La situación ofrece un enorme elenco de oportunidades que debemos aprovechar, es más tenemos la obligación moral de hacerlo. Desde un punto de vista empresarial hay que saber qué hacer, cómo hacerlo y cuándo hacerlo; entendiendo una serie de axiomas básicos:
-
no
existen segundas oportunidades. Si haces algo, por muy innovador que sea
debes hacerlo bien a la primera. El mercado de hoy en día no permite errores
-
los
recursos se deben administrar de una forma óptima, la
flexibilización de los mismos y su asignación resulta mucho más crítico con las
nuevas reglas. Nunca el coste de oportunidad fue tan elevado como ahora mismo. Por
ello, más que nunca las decisiones se toman menos con el corazón y más con la
cabeza
En realidad, para un emprendedor, un proyecto de empresa
debe tener tres pilares: la idea, las personas y la ejecución. Sólo la
gestión adecuada de las personas sobre una buena base conceptual nos permitirán ejecutar el proyecto que
tenemos entre manos. El mismísimo Steve Jobs decía que la innovación no tiene nada
que ver con cuántos dólares se gastan en I+D, se trata de las personas que
tienes, cómo diriges y cuánto consigues.
Pero, ¿es de verdad necesario innovar para ejecutar un
proyecto de éxito? La respuesta es sencilla, no. Evidentemente la innovación,
la puesta en marcha de ideas diferenciadoras que distingan de la competencia,
es una característica fantástica pero es mejor identificar y explotar una idea de negocio copiando
a un líder que embarcarse en un proyecto donde no se sabe si se tiene la
capacidad de ejecutarlo.
Una vez sabido que la innovación, o en su defecto
encontrar un modelo claro al que imitar, y la capacidad para ejecutar las ideas
es fundamental para encontrar el éxito, se debe tener claro el primer objetivo
cuando se empiezan a comercializar productos o soluciones. Hay que ser capaces
de competir y para ello cumplir con una serie de requerimientos básicos, que no
por conocidos, son siempre cumplidos:
-
Compra barato- Da valor para vender más caro
- Simplifica los procesos
- Piensa las necesidades de tu cliente para diferenciarte
No hay crisis, simplemente las reglas han cambiado. Hay
que aprender a competir en este nuevo entorno.
Compete, compete, compete!!!!
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