domingo, 19 de mayo de 2013

Competir, competir, competir


Las reglas han cambiado y la forma de salir de esta situación, denominada por la mayoría, especialmente por intereses políticos, como crisis, es cambiar nuestra forma de pensar y nuestra forma de afrontar los problemas. Sinceramente, creo que la mejor forma de salir de la crisis es dejar de intentar salir de la crisis.

Sin duda, esta frase queda muy lejos de la visión de nuestros políticos, esos que se apalancan en la crisis para conseguir justificar su gestión, pero es, quizás, la única forma que tendremos para salir de la misma. Entender que no estamos en crisis y si en el estado natural del siglo XXI nos permitirá hacer una aproximación más real de la situación y, por tanto, tomar decisiones tanto a nivel personal como empresarial mucho más acertadas. La situación ofrece un enorme elenco de oportunidades que debemos aprovechar, es más tenemos la obligación moral de hacerlo. Desde un punto de vista empresarial hay que saber qué hacer, cómo hacerlo y cuándo hacerlo; entendiendo una serie de axiomas básicos:

-          no existen segundas oportunidades. Si haces algo, por muy innovador que sea debes hacerlo bien a la primera. El mercado de hoy en día no permite errores
-          los recursos se deben administrar de una forma óptima, la flexibilización de los mismos y su asignación resulta mucho más crítico con las nuevas reglas. Nunca el coste de oportunidad fue tan elevado como ahora mismo. Por ello, más que nunca las decisiones se toman menos con el corazón y más con la cabeza
 
En los últimos 6 meses me han presentado al menos 5 proyectos de creación de empresas, en todos ellos coinciden varias circunstancias  a la hora de definir el escenario: una ilusión extrema del emprendedor, una idea con un potencial interesante si se explota bien y carencias muy graves a la hora de valorar los procesos de producción, de distribución y de comercialización. Sin duda, la cultura y el espíritu del emprendedor es encomiable, y más en el escenario actual, pero hacer una mala evaluación de la situación puede llevar a un fracaso seguro. Decimos que no hay financiación para nuevos proyectos, pero ¿quién daría fondos a proyectos con errores básicos de concepto?

En realidad, para un emprendedor, un proyecto de empresa debe tener tres pilares: la idea, las personas y la ejecución. Sólo la gestión adecuada de las personas sobre una buena base conceptual  nos permitirán ejecutar el proyecto que tenemos entre manos. El mismísimo Steve Jobs decía que la innovación no tiene nada que ver con cuántos dólares se gastan en I+D, se trata de las personas que tienes, cómo diriges y cuánto consigues.
Pero, ¿es de verdad necesario innovar para ejecutar un proyecto de éxito? La respuesta es sencilla, no. Evidentemente la innovación, la puesta en marcha de ideas diferenciadoras que distingan de la competencia, es una característica fantástica pero es mejor identificar y explotar una idea de negocio copiando a un líder que embarcarse en un proyecto donde no se sabe si se tiene la capacidad de ejecutarlo.
Una vez sabido que la innovación, o en su defecto encontrar un modelo claro al que imitar, y la capacidad para ejecutar las ideas es fundamental para encontrar el éxito, se debe tener claro el primer objetivo cuando se empiezan a comercializar productos o soluciones. Hay que ser capaces de competir y para ello cumplir con una serie de requerimientos básicos, que no por conocidos, son siempre cumplidos:
-          Compra barato
-          Da valor para vender más caro
-          Simplifica los procesos
-          Piensa las necesidades de tu cliente para diferenciarte

No hay crisis, simplemente las reglas han cambiado. Hay que aprender a competir en este nuevo entorno.
Compete, compete, compete!!!!

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